El peligro de otra burbuja se asoma: la deuda pública
Todos sabemos que era una burbuja financiera, con el reciente pinchazo de las inmobiliarias en nuestras mentes. Pero los expertos avisan de otra: la burbuja de la deuda pública.
La deuda pública -de los países desarrollados y con grado de inversión- tiene como denominador común ser considerada como una inversión conservadora y segura, alejada de cuanto especulador se encuentre en el mercado.
Sin embargo, la consecuencia directa de la crisis financiera fue un éxodo de los inversores desde los activos más arriesgados hacia el refugio de los títulos públicos emitidos por los Estados. Esta migración provocó la consiguiente caída de los rendimientos, que bajan cuando el valor de los títulos sube con motivo de las compras. O sea: mayor valor a menor rentabilidad.
Pero en la vida, y en la economía, todo cambia. El riesgo de las emisiones públicas sube a la par de los bajos rendimientos que ofrece en este momento y las históricas deudas contraídas por parte de los Estados.
El primer punto a tener en cuenta son los rendimientos que ofrece tanto a corto como a largo plazo son red46.html”>aflatoxin in dog food
ucidos, una consecuencia derivada de la sobrecompra de los meses anteriores.
Sobre esta base, el riesgo de burbuja se manifiesta en la historia pasada. Cuando la diferencia existente entre los rendimientos a corto y largo plazo de un determinado activo es muy alta, significa que el camino descendente de ese activo ya se ha activado. Para poner un ejemplo, en España la brecha entre las letras a un año y los bonos a 10 años asciende a 333 puntos básicos o 3,33 puntos porcentuales, la más alta de la historia. En ese mismo lugar se encuentran las curvas de rentabilidades de EEUU, Reino Unido o Alemania.
Con la rebaja de los tipos de interés agotada -todos los países tienen tipos cercanos a cero-, la aparición de cierta recuperación en la economía mundial y el posible retorno de la inflación, los analistas coinciden en que los rendimientos repuntarán.
Si esto sucede, habrá una consiguiente caída de los precios. En este caso, los inversores se encontrarán con una sorpresa inesperada: podrían sufrir pérdidas en un producto tan aparentemente seguro como la deuda pública. Los padecerán los fondos de deuda pública, puesto que verán caer el valor de su cartera, y también los encajarán los ahorradores que quieran vender los títulos en el mercado antes del vencimiento y lo hagan a un precio inferior al que compraron.
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