El primer semestre del año, y fundamentalmente los dos últimos meses, fueron movidos en lo que se refiere a la contratación de productos de inversión y ahorro, no en vano, tras los vencimientos anteriores al verano, son muchos los ahorradores e inversores que comienzan a buscar destino para su dinero. Pero, en una tesitura como la actual las dudas asaltan al ahorrador o inversor.
Este año, lógicamente, no es diferente a otros en este sentido, pero debemos destacar la presencia de los fondos de inversión como una opción al alza entre los usuarios de depósitos descontentos con el rendimiento que durante el pasado año ofrecieron estos productos.
La decisión
La base de la decisión no es simple, ya que, y nunca nos cansaremos de repetirlo, cada usuario en si mismo configura un perfil diferente, por lo que la generalización no es más que un cauce indicativo que, perfectamente, puede no servir a todos, y, además, el arraigo de los depósitos como producto seguro (al menos hasta el límite de los 100.000 euros) sigue siendo lo suficientemente fuerte como para no abrir ciertamente una batalla en toda regla entre productos.
En el fundamento de la toma de decisión tienen que pesar necesariamente varios elementos, pero, hoy por hoy, resulta fundamental el hecho de tener claro el periodo de tiempo al que estamos dispuestos a someter a nuestras imposiciones.
En un marco de rentabilidades bajas, donde además la reciente bajada de los tipo de interés no augura ciertamente grandes subidas para los depósitos a corto y medio plazo, el usuario se encuentra con un panorama en el que la carta de los depósitos parece, desde luego no tan atractiva y en el que, también, los fondos aparecen con opciones más abiertas en general: podemos obviamente poner el ejemplo de la repercusión fiscal sobre las plusvalías ya que, en un vencimiento de un depósito la retención será aplicada en el reembolso mientras que, el traspaso entre fondos, sin exigencia de tributación, nos permite de entrada un juego que las imposiciones a plazo fijo no nos ofrecen y que hoy por hoy resulta ciertamente atractivo a la espera de la evolución del primer semestre de 2014.
¿Quiere esto decir que los depósitos pierden el supuesto enfrentamiento con los fondos? No necesariamente, pero sí que los depósitos a corto y medio plazo parten en desventaja. Y sin embargo, considerar un producto como sustitutivo de otro puede ser un error de bulto: pueden ser productos complementarios perfectamente y, de hecho, esta estrategia de diversificación en la que se combinan depósitos a largo plazo con fondos que permitan mayor rango de movilidad en el tiempo puede resultar una opción atractiva.
¿Y qué fondos?
Si las tendencias en lanzamiento de nuevos productos, en este caso fondos, pueden servirnos de orientación, debiéramos tener en cuenta que en lo que llevamos de año el lanzamiento de fondos garantizados ha multiplicado por tres el de fondos de renta fija a largo plazo y por cinco el de fondos de renta fija a corto plazo, la respuesta entonces parece obvia, sin embargo, tampoco esto resulta tan claro.
En el caso de los fondos debemos tener en cuenta la importancia de las comisiones y gastos (ausente en los depósitos) que pueden mermar notablemente los rendimientos ya de por si, en el caso de productos como los garantizados o monetarios, no excesivamente brillantes, por lo que, de no ser tenidos en cuenta dichos gastos y comisiones, el resultado puede ser ciertamente poco atractivo: imagine el lector un rendimiento del 3% (habitual) que al final entre gastos y comisiones queda reducido al 1%. No es un escenario de ficción.
El resumen final de todo esto, probablemente ya lo haya ido usted barruntando durante el desarrollo del artículo: no hay formulas mágicas. Durante este año quienes han apostado por combinar ahorro garantizado a largo plazo con determinada renta variable (empresas españolas de baja y media capitalización por ejemplo) han obtenido una combinación de rendimiento interesante, pero, ni siquiera esto nos anticipa realmente el comportamiento de los fondos durante el segundo semestre de 2015.
Pero, ¿Subirán los depósitos?
Lamentamos decirte que no es probable. A fecha de hoy, y a pesar de algunas ofertas en las que los depósitos efectivamente han evolucionado en positivo, lo cierto es que estamos ante un periodo en el que parece que aún no se ha tocado fondo en lo que a recorte de rentabilidad se refiere.
Esto se ha mantenido más o menos estable durante los últimos meses, es decir, con los depósitos bajando en un escenario en el que los fondos aun se situaban creciendo en cuanto a rentabilidad media, pero, con la gran pregunta sobre lo que podría ocurrir en caso de movimientos en los mercado. Pues bien, tal vez la respuesta no se hará esperar tanto, no en vano el primer día de la aplicación del corralito griego la Bolsa española caía nada menos que un 4%, esto nos da realmente una medida de lo que puede evolucionar el rendimiento de los mercados que, como ya sabemos, además responden en oleadas a partir de este tipo de señales.
Con esto queremos decir que si bien hace unos meses podríamos aún valorar seriamente con pocas dudas la opción de los fondos sobre los depósitos, básicamente por la evolución positiva de los primeros y negativa de los segundos: los movimientos de mercado en la actualidad hacen que, al menos desde el punto de la renta variable, todo esto no está tan claro como las decisiones serán un poco más complejas, es decir, tal vez los depósitos no suban en exceso, pero, ojo, veremos que ocurre con la rentabilidad de los fondos.
También te pueden interesar
Descubre los peligros de la renta fija en este artículo y en este otro averigua si los fondos de inversión son o no son una buena idea para el verano.