Voy a contarte algo que probablemente ya has sentido: ves que tu fondo de inversión baja, te fríes los ojos viendo el saldo, el pánico se asoma y te preguntas si has hecho bien en invertir o si deberías salir corriendo. Pues bien, es algo más común de lo que parece, y lo más importante: no eres el único que lo pasa. Pero hay formas de afrontarlo para que no se convierta en una decisión de la que luego te arrepientas.

Y es que los fondos pueden bajar mucho, incluso más del -40 % en escenarios de crisis si son productos muy arriesgados. Eso demuestra que caídas puede haber y parte del camino es entender que es inherente al mercado, no necesariamente un error personal.
En España, por ejemplo, los fondos de inversión vieron como durante el mes de abril de 2025 perdieron unos 7.000 millones de euros de valor, una corrección importante que recuerda lo bruscas que pueden ser las bajadas. Esto demuestra que incluso cuando el contexto general baja, no estás fallando tú, simplemente estás participando del mercado.
Qué hacer cuando baja tu fondo
Lo primero es respirar. Vale, lo he dicho como un tópico, pero en serio: antes de tomar decisiones, es clave pausar. Mira, cuando ves que tu fondo baja, no te lances automáticamente a vender. Lo que conviene es revisar tres cosas: tu horizonte, tu perfil de riesgo y por qué está bajando. Si invertiste con un plazo largo por delante, digamos 5, 10 años o más, una bajada puntual quizá no sea motivo de urgencia. El mercado no sube en línea recta, suele hacer zig-zag. Por otro lado, revisa si lo que tienes es coherente con el riesgo que aceptaste: si compraste un fondo agresivo y te preocupa ver bajadas, quizá no era para ti.
Por último: analiza por qué baja. ¿Se debe a una mala gestión? ¿El fondo ya no encaja contigo? ¿O simplemente el mercado está en corrección?
Si todo está en orden, lo más sensato muchas veces es mantener la calma, no moverte solo por el miedo. Hacer aportaciones adicionales en momentos de caída puede ser una estrategia si tienes liquidez, porque compras “más por menos”. Pero ojo, sólo si realmente tienes capacidad y lo ves como parte de tu plan.
También conviene que si piensas en cambiar de fondo o vender, lo hagas solo tras revisar bien: quién gestiona, comisiones, comparativa con su benchmark. Porque un fondo que cae puede seguir siendo idóneo si sus fundamentos siguen bien.
Qué no hacer para no empeorar la situación
Aquí entran actitudes que pueden parecer lógicas en caliente, pero que luego suelen costar.
Primero: no vendas por pánico sin haber analizado nada. Si lo haces en el peor momento, puedes cristalizar una pérdida que con el tiempo quizá se habría revertido.
Segundo: no copies lo que hace “el de al lado” sin entenderlo. Cada inversor es distinto; lo que vale para uno puede no valer para ti.
Tercero: evita obsesionarte con la caída diaria o semanal. Mirar tu saldo todo el rato solo alimenta ansiedad y decisiones impulsivas. Si tu horizonte es largo, ese tipo de vigilancia excesiva no ayuda.
También evita cambiar de estrategia inmensamente por una caída temporal. Si tu plan era de largo plazo y tu tolerancia al riesgo estaba clara, mofarte del movimiento del mercado solo para “hacer algo” puede ser más perjudicial que “no hacer nada”. En algunos informes se advierte que reaccionar solo ante la pérdida es tan importante como reaccionar ante la ganancia.
Y recuerda: hay momentos en que sí sale cambiar de fondo o perfil, pero esos son los que se basan en una revisión racional, no en el susto del momento. Por ejemplo, si el fondo ha cambiado de estrategia y ya no encaja contigo, o si tu horizonte se ha reducido porque necesitas el dinero en poco tiempo, ahí sí tiene sentido repensar.
Para concluir decirte que, bajar no es lo mismo que estar equivocado. Que invertir conlleva altibajos. Que tu diferencia está en cómo reaccionas. Una caída puede ser incómoda, sí, pero también puede ser una oportunidad: de revisar, reafirmar tu estrategia y quizá reforzarla con más conocimiento. Lo que no debe ser es el principio del miedo. Si has hecho los deberes, mantenido coherencia y revisado que todo sigue alineado con tus objetivos, puedes permitirte mirar la bajada desde la tranquilidad, no desde el susto.