Los 5 errores más comunes al invertir en fondos (y cómo evitarlos)

Por qué muchos tropiezan al dar sus primeros pasos

Inviertes en fondos porque te dicen que es divertido, o porque un amigo lo comenta sin más, y al final te das cuenta de que hay tropiezos que podrías haber evitado si alguien te lo explicara con claridad. A veces nos lanzamos sin saber qué estamos comprando. Esto pasa porque no entendemos bien la estructura del fondo, sus objetivos o los riesgos que asumimos. No basta con fiarse de un folleto bonito o de la recomendación del banco. Si no sabes qué lleva dentro el fondo o qué estrategia sigue, lo más probable es que te sorprendas cuando no cumpla lo que esperabas.

El error de no diversificar correctamente también es muy frecuente, y ahí la cosa se complica si metes todo tu dinero en fondos que invierten en los mismos activos. Tener 200 fondos distintos no es mayor diversificación si todos van al mismo tipo de empresas.

Otra falla habitual es lanzarse a invertir sin un plan claro. Es como salir de casa sin saber a dónde vas, y al final cualquiera te sirve. Si no sabes para qué estás invirtiendo, cuánto tiempo estás dispuesto a esperar o cuánto riesgo puedes tolerar, cualquier cambio de mercado puede pillarte fuera.

Y luego está el famoso error de emocionarse demasiado. Si compras cuando todo sube y vendes en plena caída, acabas atrapado en el círculo inverso a la lógica. El largo plazo, la constancia, es lo que marca la diferencia, no el último titular que ves en redes.

Por último, mucha gente no revisa lo que ya tiene. Si no ajustas tu cartera cuando cambian los mercados o tus circunstancias, puedes acabar con algo que ya no sirve para tus objetivos. Y encima, puedes estar pagando comisiones que te comen parte de las ganancias sin darte cuenta porque no has revisado los costes totales asociados.

Cómo no meter la pata al invertir en fondos

Vale, ya sabemos dónde solemos equivocarnos. Ahora te cuento cómo evitar esos errores sin complicarte demasiado ni parecer un manual serio:

  1. Ten claro para qué inviertes, cuánto tiempo estás dispuesto a dejar el dinero y qué riesgos puedes tolerar. Eso es tu brújula.
  2. Diversifica de verdad. No se trata de multiplicar fondos, sino de repartir tu dinero en clases de activos distintas, geografías, sectores… lo justo para no poner todos los huevos en la misma cesta.
  3. Evita operar impulsivamente por emociones o modas. Mantente fiel a tu plan, incluso cuando el mercado te tiente.
  4. Revisa la cartera de vez en cuando, ajusta si ha cambiado algo o tu vida ha cambiado, y controla las comisiones para que no te quiten parte del rendimiento.

Son pasos sencillos, pero marcan la diferencia. No seas de los que se atrapan en fondos que no entienden, sin plan y que además les cuestan mucho en comisiones. Tampoco seas de quienes dejan todo sin tocar y luego se sorprenden por la rentabilidad o por el riesgo.

Lo curioso es que muchos de estos errores tienen su origen en nuestra cultura financiera. En España no estamos acostumbrados a formarnos desde abajo, nos da vértigo salir del colchón financiero y entrar en cosas más sofisticadas. Pero eso está cambiando y por fin empieza a haber información clara, gente que pide ayuda real y no se conforma con lo que le ofrecen en el banco sin mirar más allá.

También hay un aumento de asesores independientes que explican las cosas sin interesarse en venderte un fondo del banco. Eso es bueno y ayuda a evitar este tipo de fallos. Porque si el asesor te entiende, adapta y te ayuda a hacer un plan coherente contigo, en vez de enseñarte un producto bonito con letra pequeña, lo más probable es que estés mejor.

Al final, invertir en fondos no es ciencia ficción, es sentido común aplicado con un poquito de constancia. Empieza con lo básico, invierte de manera regular, revisa tus fondos cada año o cuando cambie algo en tu vida, sé realista con tus objetivos. Y no te lleves por modas que se ven bien en titulares. Invierte con cabeza y déjale crecer poco a poco, que el tiempo suele poner las cosas en su sitio.